Cerrajeros con doble funcionalidad

Cerrajeros con doble funcionalidad

27/10/2025 - Carlos -Don Lucho- y Gabriel -DLC- Arena continúan un negocio de cerrajería que comenzó hace 49 años. Padre e hijo ofrecen servicios que van desde los más tradicionales a la última tecnología en codificación, programación, ECU, tableros e instrumental. Ambos, dan respuesta a las viejas y nuevas problemáticas esencialmente en el rubro automotriz.

Cerrajería “Don Lucho” abrió sus puertas un 13 de noviembre de 1976. Carlos Arena, luego de trabajar y aprender el oficio junto a Santos durante una década, decidió iniciar su propio camino. Hoy son 49 años dedicados a la actividad y, a la que, en el último tiempo, ha sumado a su hijo Gabriel con todo lo que es la última tecnología del rubro.

Gabriel Arena, fue la voz cantante frente al grabador para empezar a desandar la historia de este negocio tan tradicional de la ciudad. “La historia dice que en el año 1976 se logró la habilitación municipal de la cerrajería. En un principio, funcionó en el garaje de la casa de mi abuela, enfrente del lugar tradicional donde todavía estamos”. A modo de anécdota, contó que “a los pocos días que abrió mi viejo, tuvo que cerrar porque se llenó de trabajos, por eso, decidió irse en tren para Buenos Aires a buscar a Bartolomé (Bartolo) que era viajante y a quien conocía de su trabajo anterior. Empezó a caminar por todo Buenos Aires preguntando por este señor hasta que dio con él, se encontraron en un lugar y de ahí lo llevó a la casa más grande de cerrajería (Suchi) y enseguida le abrieron una cuenta corriente para traer materiales para su propio negocio”.     

En los primeros años de trabajo con su propio taller, el padre de Gabriel, estuvo cerca de cinco años en el garaje de su madre. Más adelante, surgió la idea de cambiar de lugar y se quedaron en el barrio. “Este lugar estaba cerrado y antes había sido alquilado por Cachilo” Pato, una persona que se llama Daniel Piro, convenció al padre de que nos venda el taller, es más, hasta el día de hoy pasa siempre a visitarnos”, recordó.

En el taller, desde un inicio, siempre estuvieron abocados a la cerrajería del automotor y también de domicilios y bancaria. “El tema es que hoy los tiempos son distintos porque hay un gran parque automotor, comparado con 40 años atrás, y es como que nos fueron encerrando adentro del taller con el trabajo y no nos queda tiempo para salir a hacer domicilios”.

A todo el trabajo que sigue a cargo de Carlos con los autos de vieja generación, Gabriel se sumó al taller para brindar servicio a los autos que vienen con más tecnología. “Me fui a estudiar lo que me gustaba, que era Comercio Internacional y Aduanas, volví con la promesa de llevar la tesis algún día que nunca llegó y así fue como me empecé a sumar al negocio. Yo siempre venía al taller, a pedir plata o cebar mate y toda la vida vi trabajar a mi viejo en esto. Dividimos el dos el lugar: Vieja tecnología (Cerrajería “Don Lucho”) y nueva tecnología (servicio “DLC”) y cada uno se dedica a la suyo. “Ya en el año 2009 trabajaba las llaves codificadas, así que debo haber comenzado unos años antes”.

El padre de Gabriel se sigue dedicando a todo lo tradicional, aunque Gabriel explicó que las cerraduras en si no cambiaron, “una cerradura de puerta tiene una parte mecánica y otra parte electrónica. Es por eso que yo le pregunto cosas a él sobre cómo trabaja una cerradura más antigua, o la parte de resortes, que no cambiaron mucho, sí algo más mejoradas o piezas más livianas. Lo mismo que soldar, cortar, levanta cristales o limpia parabrisas, cosas que las sigue haciendo mi viejo”.

Carlos, hasta sabe ir los domingos a la tarde a hacer algún trabajo al taller. “Lo del viejo es algo extraño porque este es su lugar. Los amigos vienen acá, no a su casa, disfruta mucho este lugar”, definió su hijo.

Gabriel se dedica a todo lo que son llaves codificadas, programación, ECU (es el cerebro del vehículo que controla el funcionamiento del motor y otras partes mediante sensores), tableros e instrumental. Ahora, las fusileras son electrónicas y comandan alguna función. Hoy todo se opera y programa, los coches de hoy tienen mucha información”.

Se puede decir que Gabriel hace un trabajo muy parecido al de su padre, pero más tecnificado. Si bien, el trabajo o el oficio mutó un poco, su esencia sigue siendo la misma. “Yo creo que es como una continuación; pero con otro tipo de inversión. Por ejemplo, vos veías la llave de un Falcón y era la misma llave de una Ford y, hoy en día, hay un montón de llaves. Las cosas cambiaron e incluso te cambian de modelo, de un 2013 a un 2015 cambiaron todo y vos lo ves por afuera y son muy parecidos; pero adentro el sistema es totalmente diferente, por eso, es que nos fuimos adecuando, tratando de invertir y dar el mejor servicio”.

En cuanto al taller, trabajo siempre hay, aunque se nota una merma. Gabriel señaló que “hay arreglos que uno tiene que hacer porque son necesarias y también, nosotros hemos implementado algo relacionado al costo de mano de obra. Antes, lo calculabas de acuerdo al valor del repuesto y ahora, tratamos de bajarlo porque entendemos que los sueldos son bajos. El precio del repuesto no se puede bajar porque hay que reponerlo; pero sí la mano de obra”.

Gabriel no pensó en este presente ligado al taller de su padre y trabajando en forma conjunta. “Me costó un montón arrancar, que la gente venga y entienda que cambiaron lo sistemas, que muchas llaves no son comunes, sino que tiene un chip. Eso costo mucho, como también hay gente que viene y deja su vehículo por tantos años de trayectoria de mi viejo, o gente que viene de la zona a traer algún trabajo”.

Contacto: Santos Plaza 120. Teléfono: 2314 611039.

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