Cuestiona tus creencias: si te quitan la paz, deberías cambiarlas

Cuestiona tus creencias: si te quitan la paz, deberías cambiarlas

09/08/2025 - "Si al pensarte, te duele lo que crees… quizás es hora de conceptuar diferente."

Por Alicia Marisol Petti | Psicóloga Social

No nacemos con creencias, las vamos absorbiendo. A través del lenguaje, las costumbres, los mandatos familiares y sociales, vamos construyendo una arquitectura interna que, sin saberlo, termina guiando nuestras decisiones, condicionando nuestras emociones y muchas veces, limitando nuestra capacidad de bienestar.

Las creencias son como lentes a través de los cuales interpretamos la realidad. Algunas nos dan estructura, dirección, sentido. Otras, en cambio, funcionan como jaulas invisibles que generan culpa, exigencia, miedo o insatisfacción constante. Lo complejo es que muchas de estas creencias no han sido elegidas conscientemente, si no que han sido heredadas, impuestas o repetidas sin cuestionamiento alguno.

El primer paso para liberarnos de las creencias que nos dañan es la autoobservación. Dar mayor atención a como pensamos, cómo nos hablamos, qué frases repetimos sin cesar, ya que detrás de un malestar persistente, aflora una creencia disfrazada de "verdad absoluta" por ejemplo, “si no mantengo la perfección, no seré exitoso” o “si no madrugo, Dios no me va ayudar”.

Una vez que reconocemos cuál es la creencia, debemos cuestionarla: ¿esta idea qué produce en mí? ¿Contribuye a la persona que soy o que quiero ser? ¿Me genera paz o me la quita? Esta pregunta es central. Porque las creencias que nos alejan de la paz interior merecen ser revisadas. Así como las aprendimos, también podemos desaprenderlas. Cambiar una creencia es una forma de reconstrucción. Es reformular esa idea para volverla más realista, más humana, más amable con uno mismo.

Lo positivo de esta práctica de autoconocimiento es que NO siempre se necesita acompañamiento terapéutico, el analizar nuestras creencias es un acto de madurez emocional, el cambiar una creencia que nos genera ansiedad, no es negar la historia, es permitirnos crecer. Y en ese proceso, aprendemos a construir un vínculo más saludable con nosotros mismos.

La salud mental no se trata de cumplir con ideales rígidos, sino de bienestar. Y eso también implica dudar de esas verdades que se repiten en nuestra cabeza, pero que ya no nos representan. Las creencias están para acompañarnos, no para limitarnos. Y si alguna de ellas se ha vuelto una carga, tenemos todo el derecho y la responsabilidad de soltarla.

Si al pensarte, te duele lo que crees… quizás es hora de conceptuar diferente.

 

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