CV, la óptica de las dos décadas

CV, la óptica de las dos décadas

18/09/2025 - “Lo más lindo es que el cliente nos vuelva a elegir”, define su propietaria, Verónica Coria. En 20 años, mucho se ha transformado en cuanto a demanda, productos y tecnologías.

Óptica CV cumplió veinte años de vida comercial, algo que, según palabras de su dueña, Verónica Coria, “pasó volando” y que la llevó a consolidarse en el mercado oftalmológico de la ciudad.

En un principio, la óptica funcionaba en avenida San Martín 810, ya que surgió la idea de la propia Verónica, quien es Óptica Técnica, especializada en lentes de contacto, con el acompañamiento de sus padres. “Arrancamos con miedo porque no sabíamos qué iba a pasar y toda la incertidumbre de comenzar algo de cero; pero por suerte, todo salió muy bien”. En ese lugar, el comercio estuvo catorce años y desde hace seis, están en su nuevo local, en avenida San Martín 256.

Verónica, antes de emprender su propio recorrido, ya estaba trabajando en el rubro y, a raíz que tenía el título, surgió la idea de “poder tener mi propio negocio. Me arriesgué, pero estoy súper contenta. Si hoy miro veinte años hacia atrás, tomé la decisión correcta”, reflexionó.

Sobre cómo es el trabajar en una óptica, Verónica expresó que “se tata de algún muy particular porque atendemos la salud visual de los clientes. También, toda la parte de contactología, lentes de contacto y sus líquidos que requiere una atención personalizada y que está a mi cargo. Y, además, tenemos todo lo que es el trabajo con anteojos recetados, más la parte de anteojos de sol que, dependiendo de la moda o de un momento dado, es lo que más sale o se elige”.

También, el trato o relación con el cliente es distinto a otros rubros porque es personalizado y muy específico con cada uno de ellos. “La gente se va contenta, tratamos de brindarle la mejor atención y eso me pone feliz”, resumió.

En los últimos años, los avances en todos los campos han favorecido un mejor servicio y este rubro no escapa a la regla. “Ha cambiado mucho, por ejemplo, cuando yo empecé no estaba la automatización para hacer los anteojos, que te permite estar atendiendo al público mientras el trabajo lo hace la máquina, cuando antes era todo manual. Igual, acá tenemos el taller donde hacemos arreglos más artesanales y es algo que me gusta mucho. Por eso, la gente no ve tanto en atención al público porque estoy trabajando en el taller, arreglando anteojos, haciendo soldaduras. Y también, trabajando en los anteojos nuevos porque, si bien la máquina lo calibra y hace otras tareas de manera solitaria, la terminación la hago yo”.

Consultada sobre si los clientes prefieren llevar sus anteojos al taller o elegir algo nuevo, Verónica no dudó en responder que “si bien se hacen armazones nuevos, siempre es bueno tener un anteojo de repuesto, entonces, tratan de arreglarlo y tenerlo como muleto. Hay casos que no pueden por un tema económico y, además, pasa que el anteojo se ha convertido en una parte de la vestimenta de uno. Antes, en los niños no era muy común usar anteojos y no había una gran variedad para elegir, hoy en día, hay muchas posibilidades de elección en cuanto al diseño y la forma”.

Con el excesivo uso de medios tecnológicos durante mayor tiempo como las computadoras y teléfonos, Verónica expresó que generó una mayor demanda en la visita a la óptica. “Recibimos más consultas por ese motivo y, después de la pandemia, fue notorio como se empezaron a usar mucho más los anteojos, salieron nuevos filtros para cuando uno está frente a esos dispositivos; pero la verdad, es que se notó muchísimo el aumento del uso de anteojos”.

En lo relacionado a la parte de lentes de contacto, no hay tanta demanda como con los anteojos; pero también se trabaja. La diferencia está en que “es algo que acompaña al anteojo. O está el que no le gusta usar anteojos o tiene mucha graduación y no le queda otra que los lentes de contacto. Lo que sí se trabaja mucho es con los lentes descartables ya que es más cómodo y más higiénicos. Duran un mes, se pueden ir cambiando y es algo que yo recomiendo. No es lo mismo que los lentes tradicionales que duran dos años, a los que hay que traer a limpiar cada tres meses y son más gruesos. Igual, se siguen usando porque los descartables sólo llegan a ciertas graduaciones”.

Sobre el costo de los lentes de contacto convencionales, comparado con los lentes de contacto descartables, “la diferencia radica en que estos últimos se puede comprar el par suelto y volver a comprar a los dos meses. Los tradicionales, son más caros porque duran dos años y el costo es totalmente diferente”.

Después de dos décadas, los clientes ya se han convertido en amigos y eso se sostiene en el tiempo. “Nos pasa con los hijos de los clientes de siempre que venían con cuatro años y ahora ya están grandes. La gente nos viene acompañando en todo este tiempo, incluso, al cambio de dirección de una punta a otra de la avenida; ya que no se notó. No sólo la gente de todos estos años, sino que, se sumaron más clientes; pero lo más lindo que nos puede pasar es que el cliente nos vuelva a elegir”.

En la óptica, junto con Verónica, están Belén Guzmán, que se sumó al año que abrió el negocio y es su mano derecha, y también Marita Di Loreto para completar el equipo de trabajo.

Evaluando el tiempo transcurrido y proyectando hacia el futuro, la idea es continuar por la misma senda, “buscamos seguir creciendo e ir renovándonos con todo lo actual, porque están saliendo cosas nuevas todo el tiempo, como filtros, los espesores de cristales, tratamientos y mucho más, por eso, es que hay que estar actualizados”.

Por último, Verónica agradeció a su familia, “a mi hijo que me aguanta el estar poco en casa, a todos los clientes de estos veinte años y a los proveedores”.

Contacto: San Martín 256

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