Durquet, decisión ética de generalista

26/05/2025 - Amante del fútbol, oriundo del barrio hipódromo en La Plata, comprometido con la realidad que lo rodea, el médico plantea su historia y una mirada crítica de la salud pública. No se queda en el juicio, resiste desde la propuesta.
Gustavo Durquet es médico generalista que lleva 40 años de ejercicio profesional. Es platense, hincha del Gimnasia y Esgrima de La Plata, hijo de trabajadores, y decidió dedicar su vida al sistema público de salud, lo cual ya define gran parte de su historia. Es un hombre que ha buscado mejorar el mundo en el que habita, recordando su historia que nace cerca del hipódromo de la ciudad de las diagonales, recalando en Olavarría y Bolívar, viviendo el sur, volviendo para acá, actuando y militando en política y en el sindicalismo para provocar mejoras en la sociedad en la que vive.
Durquet se autodefine como “un médico generalista a punto de jubilarse, con la suerte de haber trabajado toda la vida de lo que me ha gustado y para lo que estudié, pero muy cansado del sistema, razón por la que me quiero jubilar”.

Al pensar en su origen, “tuve la suerte de haber estudiado a seis cuadras de mi casa, en el colegio Nacional, hijo de trabajadores, mi mamá ama de casa y mi papá lo hacía en el hipódromo, lo que hizo que a mis 14 años tuviera que aprender a ganarme un mango. Era una época difícil, yo egresé de secundaria en 1977, y como mi colegio dependía de la Universidad, los que teníamos buen promedio, podíamos pasar directamente a la facultad”, en un sistema de estudios que era bastante más complejo que el actual.
En su historia está muy presente el origen y la identidad, como trabajador, como observador y protagonista de lo que significa pertenecer al mundo hípico, como también, la elección de adherir a uno de los dos equipos de fútbol de la capital bonaerense. “Mi papá era tripero, mi mamá pincha al igual que su papá; en mi infancia Estudiantes de La Plata era el gran campeón, incluso del mundo, y mi abuelo me llevaba a festejar a todos lados. Sin embargo, nunca dejé de ser hincha de Gimnasia, así que tripero y sufriente”, bromea el médico.
Al barrio hipódromo “lo mamé desde chico”, relata acerca de sus orígenes. “Mi trabajo era el de tomar los datos de los caballos de todas las carreras, se anotaban en una planilla, y el lunes a las 6 de la mañana partía para una imprenta en Buenos Aires, y luego volvía para llegar a la escuela. En ese ambiente conocí mucha gente, uno de los famosos era el mediático árbitro y comentarista Guillermo Nimo”.
En 1985 se recibió de médico, “era un momento muy complicado para la familia, en 1986 me fui a trabajar a colonias de vacaciones de chicos que trabajaban con barrios vulnerables. Veníamos al pueblo de Carlos Pellegrini a un vivero donde se hacían campamentos, a mí me tocaba la parte de control médico y salud; posteriormente lo hicimos en Claromecó”. En el mismo año comenzó la residencia en Olavarría, “me casé, tuve mis primeros hijos, ya se me terminaba la residencia y con ella el sueldo. Allí conocí a Hugo Navarro, que estaba haciendo su residencia en diagnóstico por imágenes, y él me comentó que había un Dr. Víctor Medo en Urdampilleta se había quedado solo y necesitaba algún médico, así que viajé, conversamos, era una oferta tentadora, así que me vine para aquí. En Urdampilleta estuve hasta 1990, me separé, me fui para el sur, en Comodoro Rivadavia, en Santa Cruz en Perito Moreno, luego en Neuquén, hasta que, en 1997, con uno de los viajes que hice con mi nueva pareja, que es de Urdampilleta, me encuentro con Jorge Ravassi, que era Secretario de Salud en el gobierno de Simón, me propone venir a trabajar en su nuevo proyecto de Atención Primaria de la Salud. Esa era muy buena propuesta laboral, tanto desde lo profesional, como en los ingresos”, lo que selló su destino en nuestra ciudad.
En una profesión en la que priman las especialidades, se le pide al médico una apreciación sobre aquello de elegir el ser generalista. “Es una opinión personal, la que me acompañó siempre, creo que es la medicina que encajaba conmigo, casi siempre estuve trabajando en el sistema público y con dedicación exclusiva, es decir con bloqueo de título. A mí me resulta difícil cobrar por mi trabajo, yo no puedo ponerle un precio a mi trabajo, y por otro lado es que yo he creído que hay que fortalecer el sistema público, porque es el sostén del sistema de salud. He tratado de participar en todo lo que pude, planificando, aunque a veces el sistema político no coincida con ello”, dice como recalcando una idea que siempre ronda en su hoja de ruta.
Interrogado acerca de una posición idealista, duda, “no sé si es así, pero uno tiene que tener un horizonte que vaya un poquito más allá de lo material, yo creo en la salud pública como eje de la planificación de salud de un país o una provincia. Un importante político local una vez me dijo: los tiempos de la política no son los mismo que los de la salud, y tenía razón. El problema es que si no planificás con tiempo, llegás a situaciones como las que tenemos en la actualidad”.
Subrayando su mirada crítica y comprometida se le pide una apreciación acerca de la situación local. El médico dice que “tanto en salud, como en lo social o educación, lo que nos sucede aquí no está alejado a lo que ocurre en el país. Si recorrés la provincia, vas a ver que la situación de los hospitales no dista del nuestro, salvo aquellos que son de alta complejidad, que, si bien tienen otro nivel de complejidad, también tienen sus propias problemáticas. Hemos querido derivar pacientes para colocar un stent, y no se pudo practicar porque no lo tenían”.
En contextos políticos en los cuales falta una proyección de políticas de Estado, Durquet expresa que “yo creo que, si los sistemas se organizan, pueden funcionar muy bien; eso lo pude apreciar en Neuquén, en la que había una diferencia, que es la continuidad política, e ideológicamente, respecto a la salud, tenían un horizonte muy claro”. Ejemplifica que allí, “hubo planificación, en los niveles técnicos, desde Director para abajo, tenían toda su carrera en el sistema público de salud, incluso uno de sus excelentes Ministros de Salud era un contador, todo se basaba en el equipo técnico que estaba con él”.

Al momento de analizar su militancia política y sindical, explica que “son los espacios en los que, si te dejan participar, podés realizar cambios. En la política porque hay que tener ciertas políticas de Estado y la forma de cambiar es con la participación. En el sindicalismo es por los derechos de los trabajadores; por muchísimos años los profesionales de la salud de Bolívar nos hemos manejado como podíamos, sin ninguna directriz y con derechos muy desiguales. Aquí hubo mucha gente que trabajó por los profesionales en Aprobo, como Gabriel Virgini, Carmelo Salonia, Carlitos Etcheverría, Julián Tessari, donde el problema con el que nos encontrábamos es que no teníamos una personería gremial”, lo que los obligó a tener que tomar una decisión legal. Así es que “decidimos sumarnos al gremio que nos representaba en la provincia, que es CICOP. A mí me tocó ejercer la presidencia de una comisión provisoria y luego continuamos con la dinámica gremial, hoy lo es una mujer, Paola Pérez”.
En la actualidad Durquet puede pensar en qué ocurre con la salud de los bolivarenses, “creo que lo primero parte del autocuidado, no tenemos conciencia de cómo podemos contribuir para que el sistema de salud avance. Desde la función pública, tenemos que hacer análisis de nuestra sociedad, viendo cuáles son los problemas de salud que ya existen y los que vendrán, a fin de poder prevenir. Nosotros hemos trabajado bien en su momento con los Centros de Atención Primaria, lo cual funcionó por años, pero no pasamos a la segunda etapa, que era la coordinación con el Segundo Nivel, que era el hospital; estuvieron trabajando en forma descoordinada, sin complementarse, hasta llegaron a competir para ver quién tenía más consultas. Otra cuestión es que no hay que acotarse al sistema de salud, sino considerar el ambiente, el ámbito laboral, la sociedad, otros factores que se suman a la salud de una persona. Si yo te convoco para que completes tu esquema de vacunación y te explique prácticas saludables, pero vas a un lugar donde trabajás sin medidas de seguridad, con un salario que no te permite alimentar correctamente, ¿de qué te voy a hablar?”.
Si pudiera pensar en una problemática inmediata, Durquet acentúa en “los médicos de guardia, no solamente en Bolívar, sino en la provincia. Son muy pocos los que están dispuestos a hacer guardias generales, porque a la guardia llegan todo tipo de consultas, para lo cual no están formados. Ese va a ser una de las crisis más importantes, y no hablamos exclusivamente de lo salarial, sino del medioambiente laboral a lo que hay que adecuar especialidades, con varios médicos de guardia, con otros horarios. Hoy en guardia vemos a muchas patologías no urgentes que tienen que ver con el deterioro socioeconómico, que son consultas de consultorio que no se hacen en el ámbito privado porque el profesional no atiende con obra social o no le cubre el total de la consulta. A eso se agrega que el hospital no tiene turnos para atender a toda esa demanda extra que llega, por lo que toda esa gente termina en la guardia, desde una angina, un accidente o una erupción que tiene desde hace días, con dos o tres médicos para atender a más de 20.000 personas”.
Hoy las “guardias se cubren como se pueden, yo hice pareja laboral por años con Oscar Ibáñez, pero también es otro que ha comenzado los trámites jubilatorios, situación similar de César Bedecarrás. No hay médicos con disposición para hacer ese trabajo, no por falta de formación, sino por elección”.
Acuerda que “la guardia no es el lugar de ingreso al sistema para un médico joven sin la suficiente formación, necesita una residencia previa, por eso se trata de complementar con la participación en otros servicios. Ahora hay algo bueno que es Práctica Final Obligatoria cuando terminan la facultad, un año en el que van circulando por distintos servicios hospitalarios. Aquí tenemos médicos que vienen a hacer eso desde Olavarría. Algo que se ha perdido es la Residencia Médica, que es el lugar donde te formas, es una experiencia que no tenés en otro lugar”.
Por último, reflexiona sobre el corolario de su carrera: “siempre pensé que me iba a jubilar con un sistema diferente al que ingresé, y será igual”.