Es enfermera oncológica y enfrentó el cáncer

Es enfermera oncológica y enfrentó el cáncer

20/05/2025 - Karina Peret: cuando el cáncer pasa de ponerse en el lugar del otro, a recordar lo vivido. “Del cáncer no se habla y yo creo que cada vez hay que hablar más”, dice, al tiempo que recomienda acompañar el proceso con terapia.

Por Melina Gómez

Karina Peret es licenciada en Enfermería. Su formación inició en 2011 con un curso de auxiliar que, al terminarlo, le permitió trabajar en el hospital Miguel Capredoni. Posteriormente, se recibió de enfermera profesional al estudiar en Bolívar a través de una extensión de la Universidad Nacional de Quilmes y luego, en la Universidad del Centro de Olavarría, cursó la licenciatura.

En el Hospital, empezó su carrera profesional en el servicio de Cirugía, luego pasó a Diálisis donde permaneció por 15 años, volvió a Cirugía y por último llegó a Oncología, donde en la actualidad es la jefa del servicio. “Entre todo eso, pasé por Clínica, Pediatría, Salud Mental, fui jefa del departamento de enfermería dos veces y jefa del servicio de Cirugía”, enumeró. Además, actualmente es la coordinadora de la carrera de Enfermería que se brinda en el CRUB.

El 8 de mayo se cumple un año de la operación a la que debió someterse Karina bajo el diagnóstico de cáncer de mama. Según su visión, a varias personas les pasa que no quieren hablar de la enfermedad o que la gente sepa que la tiene. “Creo que se siente vulnerado en esto de que el otro piensa que es una sentencia de muerte y también entiendo que es miedo, miedo a que te pase, del cáncer no se habla y yo creo que cada vez hay que hablar más”, dijo.

La licenciada se capacitó en el hospital Austral y se incorporó de manera permanente al servicio de Oncología del hospital Miguel Capredoni de Bolívar en 2020. “Si hay algo que hago siempre a tiempo son los controles ginecológicos, me tocaba en noviembre. En 2023 estaba cenando y me dio un dolor grande en la mamá izquierda, me toqué con la mano y me encontré un bulto. Al otro día hablé con el oncólogo y preferí no esperar, me hicieron una ecografía, pedí que me biopsiaran y a los 20 días me llegó el resultado a mi teléfono”, contó.

Al recibir la noticia del diagnóstico, Karina inició el proceso de atención médica en La Plata con mastólogos, que son especialistas en mamas. “Me hicieron otra biopsia, ya tenía positivo un ganglio y tuve que hacer 16 quimios, la cirugía y 20 sesiones de rayos”.

El tratamiento le llevó un año aproximadamente, el 19 de abril de 2024 tuvo su última quimioterapia y la operación fue el 8 de mayo del mismo año. “La atención médica, o sea el mastólogo, me atendía en La Plata y también un control oncológico, pero el tratamiento de quimioterapia lo hice en Bolívar”, indicó la profesional al momento de mencionar que en el hospital local se realizan todo tipo de quimioterapias y lo único que no tiene es la posibilidad de hacer rayos.

En la actualidad, Karina tiene entre cinco y diez años de bloqueo hormonal, de esta manera, aún no recibió el alta oncológica. “Ahora estoy en revisión, estoy sana, pero tengo controles cada tres meses por un año, cada seis meses después y más adelante una vez por año. También, tomo pastillas por cinco años más como mínimo”, detalló.

La enfermera destacó la importancia de realizarse los controles y la autoexploración y mencionó que “si te palpás un bulto, hay que ir al médico, no hay que tener miedo. Hoy en día el cáncer diagnosticado a tiempo se cura en la mayoría de los casos”.

En el mismo sentido, “el miedo va a estar, pero no te tiene que paralizar, el miedo tiene que ser motivador para tomar decisiones y la principal es ir al médico. También puede pasar a cualquier edad, si bien no es lo más frecuente, la autoexploración es lo que puede hacer la diferencia y que te salve la vida”, agregó.

En el transcurso de la enfermedad, Karina aseguró haber pasado por diferentes etapas, como paciente y como enfermera, por momentos su formación le permitió adelantarse a lo que podía pasar y, en otros, debió enfrentar el miedo de no responder a determinada medicación.

“Para mí fue fundamental la terapia, una de las patas fundamentales del paciente que atraviesa un tratamiento oncológico es la terapia”, afirmó. A su vez, “en el servicio hablamos mucho de quién cuida al que cuida y el cáncer es una enfermedad que, por el tipo de tratamiento que lleva y a veces también por la connotación que tiene del miedo y de la incertidumbre, afecta a todo el círculo familiar”, dijo y aclaró que en Oncología se ofrece terapia en los dos casos.

La decisión de la profesional fue tener el control como forma de atravesar la enfermedad y, luego de su primera quimio, una amiga le cortó el pelo. “Dije ‘el pelo es cuando yo quiera, no cuando quiera la enfermedad’. Me pelé y eso de alguna manera me ayudaba a sentir que yo tenía control sobre lo que estaba pasando. Mi objetivo era hacer las quimios en tiempo y siempre tuve una actitud positiva. El cáncer hoy en día se cura y es ahí donde hay que pensar, y en los casos que no se cura, ya se toma casi como una enfermedad crónica”, aseguró.

Respecto a su vuelta al trabajo, al servicio de Oncología, Karina reconoció que quería hacerlo cuanto antes. Fue a los 15 días de ser operada. “Trabajaba a la mañana y me hacían rayos a la tarde, primero arranqué tres veces por semana, de manera gradual y cuando pude, empecé a trabajar todos los días”, recordó.

En el contexto laboral y al compartir su experiencia con las pacientes que atiende en su trabajo, Karina marcó que diferencia el rol profesional. “Hay parte de lo que yo pasé que me sirve para brindar otro tipo de cuidado, porque una estudia un montón, pero vivirla es entender desde otro lugar. Siempre traté de ser una profesional empática pero ahora ya no es ponerme en el lugar del otro, es recordar lo vivido. Cuando sirve de alguna manera de experiencia o me preguntan, no tengo problema en transmitirlo pero siempre digo que cada experiencia es personal y todo es válido”.

Por último, dentro de las enseñanzas que le dejó pasar por el tratamiento, la profesional aseguró que “hay un antes y un después del cáncer” y en la actualidad cambiaron sus prioridades. “Te empezás a hacer problemas y después te das cuenta que sin salud, todo lo demás es lo de menos. También me enseñó lo resiliente que puede ser uno porque convive con un montón de secuelas”, terminó Karina.

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