Iriondo en el camino de la armonización facial

Iriondo en el camino de la armonización facial

19/06/2025 - La odontóloga ha decidido dedicarse de lleno a la actividad: más allá del envejecimiento, como método para sentirse bien. “Es reponer lo que con el tiempo nos va faltando”

Cecilia Iriondo es odontóloga hace más de 20 años y desde hace tres se dedica exclusivamente a la armonización facial. “Siempre me encantó la parte estética, del arte, la expresión”, asegura.

La profesional define a la armonización facial como la búsqueda de equilibrar las proporciones de los tejidos blandos de la cara en los niveles superior, medio e inferior. “Si bien ese equilibrio existe, cada persona es diferente, entonces intento ir por la belleza consciente. Para mí todos los rostros son bellos y hay que potenciar esa belleza”, afirma.

Su impronta sigue una línea por fuera de tomar a la estética como algo superficial, en cambio busca conectar a través de consultas personalizadas. Al respecto, explica que “lo que me interesa es que la persona venga, me conozca, yo conocerla, preguntarle cómo está, qué es lo que siente y la charla siempre lleva a algo más profundo. Tal vez me dice que quiere un poquito más de labios y el tema esté en reposicionar otra parte de la cara como los pómulos, relajar la parte de la sonrisa, y que empiecen a resaltar los labios reales”.

De esta manera, desde un diagnóstico consensado, busca potenciar la belleza de la cara de la persona, “sin desfigurarla e ir en contra de la naturaleza”. Por el contrario, “voy a la sutileza, a resaltar el potencial, lo que uno tiene y que a veces con el tiempo, porque es una realidad que a medida que envejecemos nos vamos consumiendo, la parte ósea va más hacia dentro y las proporciones empiezan a no estar iguales. La vida misma hace que muchas veces una no se encuentre al mirarse al espejo y, más allá de una terapia, de sentirse bien, necesita revalorizarse. En esa revalorización, es fundamental entender que también existe un espacio, una rama de la medicina que es la armonización facial”.

A su vez, a Cecilia le gusta acompañar el proceso de cambio y comparte en sus redes (@odceciliairiondo) algunos de los tratamientos que se realiza ella misma con productos que son biocompatibles, es decir, “todo lo que el cuerpo ya tiene”, como la hidroxiapatita que se encuentra en los huesos y el ácido hialurónico, que es propio del cuerpo. “Es reponer lo que con el tiempo nos va faltando. No trabajo con nada que sea rechazado por el cuerpo, puedo tener pacientes oncológicos o con alguna enfermedad crónica y pueden tratarse porque también hace que la autoestima esté mejor”.

Desde hace un tiempo, la profesional implementó en su atención no cobrar la primera consulta con el objetivo de conocer el deseo de la persona consultante. “Es una cuestión sin compromiso, intenté buscarle de todas las formas y la devolución que les doy merece que paguen porque es un diagnóstico, pero para mí tranquilidad, mi forma de ver esto y tomar con seriedad lo que hago, las consultas no tienen precio”, dice.

De esta manera, prefiere “que una persona se sienta libre de venir, contarme y después elegirme, no tiene precio para mí. Acá siempre terminan viniendo los que terminamos resonando, es como una gran comunidad”.

El interés en la armonización facial, más las capacitaciones, llevaron a Cecilia a no dedicarse más a la odontología. Asegura que a sus 42 años descubrió lo que verdaderamente le gusta y a lo que se quiere dedicar. “Se dio a esta altura de la vida y es perfecto, me lo permito, viajo, me capacito. El corazón te va llevando, el deseo, hacerle caso a lo que te gusta porque nunca te vas a equivocar, siempre va a ser por ahí porque le vas a poner todo”.

Más allá de lo estético, también se ocupa desde la parte odontológica y médica a tratamientos que tienen que ver con el bruxismo o cuestiones por usar ortodoncia. “Es mirar un todo, por ejemplo un mentón hacia adelante, con la ortodoncia se pudo llevar a que los dientes estén bien en la mordida como deben estar, pero esqueletalmente no, entonces ahí es donde aparece la magia, donde podés tratar los tejido blandos, hacer que se disimule y resaltar y potenciar la belleza”.

Para Cecilia “lo ideal” es tener una primera consulta a partir de los 25 años porque desde esa edad “genéticamente y hormonalmente las mujeres y los hombres también, vamos perdiendo más colágeno y elastina y no se recupera lo que sería la malla que sostiene la parte de la cara. Me gusta mucho empezar con la calidad de la piel, un buen sostén, porque si tenemos buen andamiaje, después vamos acomodando para que no se siga cayendo”.

A su vez, la profesional emplea el uso de bioestimuladores de las células y toxina botulínica para que generen colágeno y elastina que levantan y sostienen el tejido y atenúan las arrugas de expresión. “Esto es un proceso, no va a ser de un momento para otro, todo lleva tiempo. Una bioestimulación, por ejemplo, se hace la primera aplicación, a los 40 días otra, a los 90 otra y después se evalúa si se hace un mantenimiento al año y medio o dos. La piel no se va a poner en su lugar o se va a volver dura de un día hacia el otro”.

Sé que va a llevar tiempo, pero lo voy a instalar: esto de que la armonización va más allá de no querer envejecer, es sentirse bien. Pareciera que el amor propio no, pero ¿qué amor le voy a dar al otro si no me lo estoy dando yo? Si yo estoy bien, el resto va a estar bien. No es que quiero ir en contra del reloj, voy de la mano del reloj”, remarca por último Cecilia.

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