La queja constante afecta la salud y el estado de ánimo

La queja constante afecta la salud y el estado de ánimo

17/06/2023 - El experto en estrés, Dr. Fernando Sito, explica resultados de investigaciones que dan cuenta de la relación entre los pensamientos negativos y nuestro impacto en la percepción del mundo. Nos explica cómo funcionan en nuestro cuerpo y nos deja consejos para evitarlos.

Por Dr. Fernando Sito | Médico Cardiólogo – MP 443927 | Medicina del estrés-Terapeuta EMDR

 

¿Usted es de quejarse mucho?, ¿o está en un ambiente adonde se escuchan muchas quejas?

Bueno, debemos tener cuidado.

Se ha comprobado que el estar expuesto a la queja o cuando uno mismo se queja mucho, se altera el equilibrio emocional y el equilibrio físico. Se alteran los neurotransmisores que regulan la forma de pensar, de reflexionar, y de sentir.

“Somos lo que pensamos. Todo lo que somos surge de nuestros pensamientos. Con nuestros pensamientos construimos el mundo”. (Buda)

 

Científicos de la Universidad de Stanford se centraron en personas en las que las quejas son casi un modo de vida.

Según advirtieron, el hábito de quejarse daña las neuronas en el hipocampo, una región de nuestro cerebro entre el cerebro emocional y el racional, que anatómicamente se parece a un caballito de mar. La disminución del volumen del hipocampo podría estar asociada con dificultades en la memoria y el aprendizaje, así como en la regulación emocional, lo que podría afectar negativamente la calidad de vida y el bienestar emocional de una persona.

Estos efectos se evidencian tanto cuando la misma persona es quien se queja como si lo hacen individuos de su entorno, ya que el daño es la exposición a la negatividad.

En el estudio de la Universidad de Stanford, los científicos evaluaron la exposición a tan solo 30 minutos de quejas todos los días. Entre algunos de los efectos negativos, los expertos en este campo aseguraron que afecta la química del cerebro, refuerza patrones negativos, interfiere con la resolución de problemas, daña nuestra actividad social.

Pero eso no es todo, según explicaron las personas que se quejan con frecuencia y de manera excesiva pueden experimentar una disminución en la capacidad de los circuitos de recompensa para activarse en respuesta a estímulos gratificantes, ya que este comportamiento está asociado con un enfoque constante en los aspectos negativos de la vida y una falta de atención a los aspectos positivos, lo que puede agotar los recursos emocionales. O sea, no solo vemos lo negativo, sino que no podemos disfrutar de las cosas buenas o positivas.

Las investigaciones sobre el papel en la memoria nos muestran una U invertida, o sea, con la pancita para arriba, suaves a moderados niveles de estrés y de corta duración realzan nuestra memoria, y niveles más elevados la alteran. Es por eso por lo que recordamos mejor una historia cuando tiene algún componente digamos algo estresante como un accidente o una catástrofe que, aquella historia más neutra. Pero, si los niveles de mediadores del estrés son mayores, la función del hipocampo se verá alterada, y la memoria y la regulación emocional se debilitan.

Este efecto está mediado por la acción de otra región de nuestro cerebro llamada amígdala, centro del miedo y el estrés; pues si bien son los glucocorticoides los que estarían implicados, si la amígdala no se activa este efecto no se observa, como ocurre por ejemplo en el sexo: gran cantidad de glucocorticoides, pero en contexto de no activación de la amígdala, eso no ocurre, por lo general nos acordamos muy bien de esos momentos ¿no?

Resumiendo: El chisme es toxico para nuestra mentalidad. Cada vez que permitimos que una queja entre en nuestro cerebro, desencadena un pensamiento negativo que no tiene más remedio que devolvernos más de lo que se está́ quejando. Si alguien se lamenta de la economía y usted piensa “Estoy de acuerdo con eso”, entonces ocurrirán eventos en su vida que le darán aun más razones para quejarse al respecto... a pesar de que usted no inició el tema y estaba pensando en algo completamente diferente antes.

¿Cuál es la recomendación para protegernos de estos efectos? Además del tiempo límite que uno puede tener para exponerse las quejas, por supuesto, aproximado. (menos de 30 minutos diarios)

  1. Darse cuenta de que uno está rumiando y está con una especie de cosa obsesiva que necesita quejarse todo el tiempo. Lo importante, entonces, es tomar conciencia de que hay que modificar estos patrones de pensamiento negativo y hacer foco en otros temas, empezar a enfocarse en las cosas buenas.
  2. Resolver cosas que están al alcance de uno o cosas prácticas, cosas pequeñas. El mejor consejo es ver la forma de centrarse en aquello que puede resolver y encontrar soluciones prácticas para resolver los problemas, dejando de lado la queja. A propósito de esto, les cuento una pequeña anécdota. Cuando ingresé en la Escuela de ayudantes de la Cátedra de Farmacología, allá por el siglo pasado cuando estaba en 4º año de Facultad, el Titular de Cátedra, Dr Rodolfo Rothlin nos dijo: “mi puerta está siempre abierta para lo que necesiten, pero, les pido que, si traen una queja, piensen una solución, por más descabellada que parezca, así comenzamos a resolver el problema.” Y considero que esa manera de pensar ha mantenido mi hipocampo a salvo desde entonces.
  3. No consumir malas noticias, ya sea tanto en los diarios como en los noticieros. Existen algunas personas que se alimentan de esta información de forma continua como justificación de sus quejas.
  4. Hacer actividad física, realizar actividad física y el estado de ánimo que impulsa permite dejar a un costado algunos pensamientos negativos.
  5. Pedir ayuda. Contar con una red de contención, como pueden ser los amigos o la familia, siempre pueden ser ideales para enfrentar estas situaciones.
  6. Ayuda profesional si nos vemos sobrepasados en nuestros recursos.

 

Un libro muy lindo que trata este tema de la queja y otros temas del estrés es “¿Por qué las cebras no tienen úlcera?” de Robert Sapolsky, en cuyo prólogo dice: “El modo de concebir las enfermedades que nos afligen ha sufrido una revolución, que consiste en reconocer la interacción entre el cuerpo y la mente, en admitir que las emociones y la personalidad causan un tremendo impacto en el funcionamiento y la salud de la totalidad de las células del cuerpo. Es una revolución que tiene en cuenta el papel del estrés en el grado de vulnerabilidad a la enfermedad, el modo de enfrentarse a los agentes estresantes y el concepto decisivo de que no se puede entender de verdad una enfermedad in vacuo, sino en el contexto de la persona que la padece.” Y le agrego la Sociedad en la que está inmerso.

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