María, la camionera

17/12/2024 - Cumplió su sueño de conducir un camión y recorrer las rutas argentinas: una historia de lucha femenina. Es algo que siempre quiso hacer, primero como acompañante, ahora detrás del volante.
María Herrera nació en Olavarría, pero se considera bolivarense y desde un año y medio a esta parte se dedica a su profesión: es camionera. Forma parte de una empresa de transportes y logística local, donde marcó el precedente de ser la primera chofer y recorre las rutas argentinas sola, en un Scania 440.

El acercamiento a los camiones se dio a través de su expareja y hace aproximadamente cuatro años y medio que cuenta con las licencias profesionales para conducir camiones. Subirse a uno sola era “algo pendiente que tenía en mi vida”, asegura. Y, aunque reconoce que le costó, luchó por su proyecto hasta que lo consiguió.
“Por cosas de la vida que fueron aconteciendo lo iba posponiendo, tuve la pérdida de mi hijo y lo postergué un poco más pero estuve siempre trabajando en el ambiente de los camiones y de comisionista. En un momento me dije ‘voy a hacer lo que quiero que es subirme a un camión’, era un sueño que tenía por cumplir”, relata María.
El primero que manejó sola fue de una empresa de Pehuajó. Sobre su primera experiencia laboral recuerda que “tiré muchísimos currículums, en Pehuajó lo llevé un día, a las 24 horas me llamaron y 24 horas después estaba arriba del camión, fue así de rápido y de loco todo”.
En la oportunidad, transportaba caños de gasoducto, viajaba hasta el sur del país y retomaba con distintas cargas generales. Al tiempo, María decidió cambiar de empleador, golpear nuevas puertas y llegó a la empresa de logística y transportes Mastogiovanni. Aunque los comentarios que recibía era que “tiene muchos choferes hombres y es muy difícil”, ella fue en búsqueda de trabajo un sábado y mantuvo una entrevista con Joaquín Mastogiovanni.
“Le dije que estaba preparada para hacer el trabajo, que era lo que había querido siempre, y al otro día me llamó su papá, Hugo Mastogiovanni. Tuvimos una reunión y a los quince días ya pertenecía a la empresa. Más que contenta por la oportunidad que me dan, me abrieron las puertas siendo una empresa que ha tenido siempre choferes hombres y yo soy la primera mujer, agradezco sumamente la confianza”, son sus palabras hacia su lugar de trabajo actual.
Con la empresa bolivarense, María presta servicio para Andreani y su trabajo consiste en recorrer las rutas argentinas transportando paquetería en un Scania 440 con un semi. “Cargo en Buenos Aires, en Pacheco, Tigre o Avellaneda y de ahí salimos a diferentes puntos del país. Lo único que tengo que hacer es abrir las puertas del semi, cerrarlas, llevar la mercadería a destino y atracar en las bocas de carga o descarga donde hay operarios en cada sucursal”, detalla.
María asegura que “ser camionera es lo más hermoso que puedo anhelar”. Sin embargo, reconoce que “no es fácil porque tenemos un montón de cosas en contra, a la sociedad le sorprende ver a una mujer al volante, manejando un camión. Creo que ya tendríamos que ir reconociendo que no hay trabajo que tenga definido un sexo, sino que lo podemos hacer distintas personas y con la misma responsabilidad y amor”.
“Para mí ser camionera es maravilloso, lo soñé tanto y soñé tanto estar en esta empresa. Cuando viajaba con mi expareja al sur, veía los camiones de Mastogiovanni pasar y decía ‘algún día voy a manejar uno de esos’. Hoy lo miro desde la butaca, atrás del volante, y es hermoso. A lo largo de las rutas que recorro voy conociendo mucha gente y lugares, la empresa a la que prestamos servicio me abrió las puertas a conocer un mundo en el cual me siento cuidada, valorada”, agrega.
El esfuerzo que le significa el trabajo se recompensa al realizarlo con la mayor responsabilidad, con haber cumplido su sueño y saber del orgullo que sienten sus hijos y personas allegadas. “Recorro las rutas y lo único que pienso es que mis hijos estén orgullosos de la mamá que tienen, más allá del esfuerzo que conlleva tener que alejarnos. Sé del orgullo desde el cielo de mi hijo, eso es lo más importante, pienso que ojalá Manu esté orgulloso de donde estoy porque él lo vivió, era un sueño que teníamos juntos”, indicó más adelante.

Entre las dificultades a las que María se enfrentó al momento de decidir dedicarse al oficio, mencionó que “al no querer decirme que no tomaban mujeres, una de las excusas que me puso una empresa fue que las puertas de sus semis son pesadas”. De todos modos, ella siempre tuvo en claro a lo que se exponía, en cuanto a las cargas que podía transportar y “ser mujer no hace a la diferencia”.
En ese sentido, la bolivarense recordó que al primer camión en el que viajó lo tuvo que armar en más de una oportunidad con las lonas. “El primer tiempo lloraba al lado del semi pero me fui haciendo y es una profesión en la que aprendo todos los días algo nuevo. Siempre agradezco a mis amigos y conocidos que me bancaron en este camino de ser camionera porque hubo veces que llamaba llorando y decía que no podía, pero a los diez minutos me secaba las lágrimas y seguía adelante. Fue superarme continuamente, los comienzos fueron un poco complicados, pero lo logré y hoy estoy posicionada como chofer profesional, haciendo lo que más anhelaba, ojalá sea por mucho más tiempo”.
Además, entre las anécdotas que vivenció en este año y medio como camionera, María contó que en una oportunidad se quedó encajada con los caños de gasoducto, en otra se le terminó el combustible, la sorpresa de sus colegas al descubrir que es una mujer la que maneja el camión o algún inconveniente con la cinta de frenos en plena autopista Panamericana. “Una vez entré a cargar a un puerto y me cambiaron el nombre, me pusieron Mario. En este rubro la mayoría son hombres y les cuesta adaptarse, al principio se sorprenden, pero después me tratan bastante bien”, puntualizó.
Consultada por los destinos a los que viaja, “son inciertos”, definió, ya que cada día es distinto y en su caso realiza viajes dentro del país a diferentes puntos. “Es hermoso porque no es algo rutinario, a lo largo de la semana me encuentro yendo a Mendoza, mañana vuelvo y tal vez me manden a Salta, a Neuquén, también recorremos la provincia de Buenos Aires”.

La conductora hace viajes de 5 o 6 horas y otros de 12, 14 y hasta 18 horas. Su límite de kilómetros son 1200, más de esa distancia no puede hacer ya que viaja sola, y tiene entre 7 y 10 días de descanso que puede coordinar según su comodidad.
“Cuando llego a destino por lo general trato de descansar y recuperar sueño para retomar la vuelta. A veces nos da el tiempo y podemos recorrer, si llegamos temprano a la mañana y tenemos retorno a la noche, podemos andar y luego retirar el camión de la sucursal para regresar a Buenos Aires”, contó.
El próximo 15 de diciembre, María celebrará su primer Día de la Camionera y el Camionero. “Si bien los años anteriores muchas personas me saludaron, todavía muchos no me consideraban camionera. Hoy en día sí soy una camionera, ando en las rutas y para muchos ahora recién lo soy. Estoy orgullosa de que ese día voy a poder decir lo logré, soy camionera y este año más que nunca llevo esta profesión”, dijo por último María.