¿Sirve hacer terapia?

23/03/2023 - El psicólogo expresa el recorrido que surge a partir del análisis. Lo que se cree importante, puede que no lo sea, sin embargo, lo ignorado, reprimido e inconsciente emerge como respuesta.
Por Juan Emilio Junco
Algunas cuestiones que suelen tomarse como parámetros o incluso motivos, para que alguien considere oportuno tener una primera consulta con un analista, no suelen ser como se piensan. La terapia psicoanalítica no ayuda a poner en orden los sentimientos; no es un espacio donde el paciente aprenderá a trabajar el desarrollo de habilidades y estrategias que le permitan reducir, ni mucho menos controlar, los eventos estresantes o los avatares de la vida.
Para esclarecer lo que anteriormente menciono, hagamos una primera distinción de la mano del Dr. Luis Chiozza. “Solemos llamar problemas a las dificultades porque asumimos que se trata de acciones difíciles que se pueden alcanzar razonando”. Es justamente en ese punto, que reside una de las cuestiones esenciales. “Los procedimientos razonables permiten resolver las incógnitas cuando los datos disponibles son suficientes”. Qué es lo que ocurre, sobre todo en las entrevistas preliminares o las primeras consultas. El paciente a veces puede tomar consciencia que lo que le parecía preocupante, no lo es tanto, aparecen otras cuestiones, de las cuales creía sin importancia, que ya no lo son. “Las dificultades que el psicoanálisis se propone resolver provienen de premisas que operan de manera inconsciente, es decir, de asuntos que, por estar reprimidos, se ignoran”.
La segunda distinción que se deriva, sobre todo ante una mentalidad capitalista preponderante, es la siguiente: Si hay cuestiones que ignoro, que para trabajar con ellas tengo que hacer un gran esfuerzo y a su vez invertir económicamente sin tener garantías de que eso me aporte alguna conveniencia inmediata o quizás ninguna, ¿Para qué me sirve? ¿De qué depende la confianza necesaria que deba tener para emprender un esfuerzo que, lleva siempre implícita la postergación de una satisfacción inmediata?
Esas dificultades que se apoyan en asuntos que se ignoran, nos hacen sufrir. Y cuando ese sufrimiento es inevitable, se sostiene en el tiempo e invade nuestra vida, el paciente comienza a debatirse en su consciencia si tal esfuerzo “contranatural” y sostenido, que implica asistir a la sesión, le permitirán mitigar dicho sufrimiento. Así se abre la posibilidad de inicio de tratamiento.
Un inicio que invita a un proceso terapéutico donde se gesta y desenvuelve un vínculo potente, con idas y vueltas, entre paciente y terapeuta. Trabajaran juntos para transitar por zonas y accidentes de todo tipo, aunque una de las tareas terapéuticas más comprometidas y de mayor dificultad, es la de poner el foco frente aquello que el paciente repite en lugar de recordar.
Freud afirmaba algo que suelo tener presente, sobre todo cuando caigo en la tentación de simplificar, mediante explicaciones lineales, complejos o dramas por los que el paciente sufre. Freud decía que la enfermedad es un oponente digno. De ahí la importancia en diferenciar cuando se habla a cuando se dice algo. Chiozza sostiene incluso que todo delirio contiene en su interior el residuo de una “verdad” que forma parte de una historia. Esa historia donde podremos identificar tres grandes temas, que se reiteran frente a distintos capítulos de la novela familiar de cada uno de nosotros: el deber, el querer y el poder.
Para finalizar con esta simple reflexión y mencionar algo complejo, como es el tema de la repetición, sobre todo cuando esa repetición nos daña y nos complica la existencia, voy a citar una reflexión conocida de Gandhi:
“Cuida tus pensamientos, porque se trasformarán en actos; cuida tus actos, porque se trasformarán en hábitos; cuida tus hábitos porque determinarán tu carácter; cuida tu carácter, porque determinará tu destino; y tu destino es tu vida”.


