Tos convulsa: la vacunación es el camino

15/12/2025 - Ante la aparición de enfermedades que se suponían controladas, la pediatra Claudia Manso recomienda cumplir con el calendario nacional desde el embarazo, la niñez y la edad pospediátrica. “Si hay poblaciones de personas mayores no vacunadas, la enfermedad se puede propagar a otros no vacunados”, sintetiza.
La pediatra bolivarense Claudia Manso entiende que frente a enfermedades emergentes como la tos convulsa (coqueluche) o sarampión, siempre hay que tener en cuenta el calendario de vacunación y evitar contagios a quienes todavía no tienen edad para ser inoculados. También observó comportamientos y prácticas preventivas para los menores en el desarrollo del verano.
Al cierre de la edición de Diálogo, los medios nacionales e internacionales daban cuenta de la alerta epidemiológica de enfermedades en niños y niñas que se creían controladas. Concretamente el sarampión ha alertado a países vecinos en base a los casos argentinos, y la tos convulsa ha ocasionado el deceso siete niños y unos 700 casos en el país.

Manso llevó tranquilidad a la población, aunque subrayó la necesidad de cumplir con los lineamientos básicos. La escena pública se ha visto salpicada por los movimientos antivacunas e información oficial de Salud que da cuenta de una brusca caída en el cumplimiento de las vacunas.
La pediatra explica “que en mi práctica asistencial veo coberturas adecuadas y buena adherencia por parte de las familias a las vacunas”. No obstante, las estadísticas nacionales alertan sobre un abrupto incumplimiento, “que se hace más evidente en la pospandemia, más que nada por lo que surgió en los medios en el contexto de la investigación y producción de vacunas para el COVID, lo que generó cierta desconfianza y resistencia a las vacunas”. En ese sentido señala que “nuestro país tiene un amplio calendario de vacunas que ha sido destacado en el mundo, y tener la oportunidad y el acceso a vacunas en forma gratuita, que no se aproveche es una pena”.
Ante esa situación, “reaparecen enfermedades inmunoprevenibles que estaban controladas. Por ejemplo, nuestro país estaba libre de sarampión”, y ante la disminución la vacunación, “ante la aparición de un caso, encuentra dónde propagarse; y los más afectados y vulnerables, son los niños más pequeños, especialmente los menores de un año de vida, tanto para el sarampión como el coqueluche”. En el primer caso “porque la vacuna no se da a los menores de un año, por lo cual, si el entorno de ese niño está vacunado, no tiene forma de llegar; en cambio, si hay poblaciones de personas mayores no vacunadas, la enfermedad se puede propagar a otros no vacunados. En el caso del coqueluche, especialmente los menores de seis meses son los más vulnerables, también por edad no llegan a tener un esquema completo de vacunación, por lo tanto, ante el surgimiento de casos, son los más chicos porque pueden tener una evolución grave”.
La médica descartó por completo alertas a nivel local, más allá de lo informado en el Boletín Epidemiológico provincial, el cual tiene la función de “sensibilizar al personal de salud para que se esté más atento ante casos posibles, con la finalidad de confirmar o descartar”.
La médica analiza que no hay un componente social en la problemática, “quienes cuestionan actualmente la vacunación no representan un origen social determinado,
Al momento de sopesar criterios y/o sugerencias hacia las familias, Manso enfatiza que “ante enfermedades inmunoprevenibles, lo primordial es estar atentos a que tengan las vacunas completas, y ante la duda consultar en los centros periféricos o a los pediatras sobre que tengan las vacunas al día. No solamente las vacunas en niños, sino también en embarazadas, porque la vacunación en ellas, respecto a coqueluche, permite el traspaso de anticuerpos a través de la placenta, y ello protege a ese grupo de niños más pequeños que, por edad, no tienen el esquema completo de vacunas. Justamente el sector más vulnerable ante el coqueluche, que la madre gestante haya recibido la vacunación, le genera protección al niño hasta tanto pueda recibir su propia vacuna”.
Por otra parte, en cuanto a prevención, con respecto a coqueluche, “en niños más grandes, adolescentes y adultos, puede tener una tos de evolución prolongada, no siempre ante un cuadro muy característico en los más pequeños, en lugar de salir corriendo a la consulta, es recomendable que, ante los síntomas respiratorios, no continúen con las actividades sociales habituales, como el deporte o la escuela. Ante una tos de dos semanas de evolución, mocos, etc., que no vaya a la escuela por un posible cuadro viral, y que hagan la consulta. Porque en ese proceso puede contagiar a otros”.
Sobre el mismo segmento etario, subraya que “aquellos que dejan de pertenecer a la edad pediátrica, necesitan refuerzo de algunas vacunas cada diez años, sobre todo la doble adultos contra la difteria y tétanos. Por lo general, después de niños, se olvida continuar con el esquema; hoy tenemos registro de vacunación -más allá del carnet personal-, es algo sistematizado, y se puede corroborar el cumplimiento del mismo”.
En época veraniega Manso recomienda vida normal para los niños y niñas. En el verano considera fundamental “el uso del protector solar, siempre unos 20 o 30 minutos antes de la exposición al sol, el mismo se debe ir renovando. Otro cuidado es respecto a la picadura de mosquitos; el uso de repelente es necesario. Primero se coloca el protector solar y luego el repelente, que, dependiendo de la concentración del DEET -ingrediente que tiene en cada caso- se producirá la renovación, generalmente entre cuatro y seis horas. En caso de que la picadura ya haya ocurrido, no es necesario colocar nada arriba, simplemente que esté bien lavado”.
Otros cuidados a tener en cuenta en actividades “al aire libre con piletas en que haya niños, siempre hay que tener cercos y la supervisión de algún adulto”.
Respecto a situaciones comunes como el oído, “en un niño sano, de manera preventiva, no hay que hacer nada. Si hay dolor, debe consultarse con un profesional, sin automedicación, porque después nos complica la posibilidad de hacer un buen diagnóstico”


